Broadcast Yourself

Alrededor del mundo, YouTube se ha convertido en una metáfora del poder democratizador de Internet y la información. YouTube brinda a desconocidos actores, productores de cine y artistas en general nuevas maneras para promocionar su trabajo ante una audiencia global y alcanzar la fama; hace posible que candidatos políticos y funcionarios electos interactúen de nuevas maneras con los ciudadanos; permite que se pueda producir información de primera mano en zonas de conflicto bélico o donde existen gobiernos represores y permite a estudiantes de todas las edades y orígenes atender clases, como oyentes, en prestigiosas universidades.

A pesar de todo eso, tanto YouTube como sitios similares dejarían de existir en su forma actual si Viacom y otros ganan su litigio legal contra YouTube.

Tal como se acaba de hacer público, Viacom y los litigantes han expresado en la demanda Viacom vs.YouTube que YouTube no hace lo suficiente para mantener fuera del sitio a material con derechos de autor. Nosotros le solicitamos al juez que considere las provisiones de buena fe del Acta de Derechos de Autor Digital Millennium (DMCA, por sus siglas en inglés) que protegen a YouTube de los reclamos de la parte demandante. De hecho, el Congreso de los EE.UU. aprobó la DMCA para beneficiar al público al permitir que plataformas abiertas como YouTube florezcan en la Web. La ley protege a los servicios online contra cualquier cargo o responsabilidad que se les quiera adjudicar en lo referente al respeto de los derechos de autor si es que remueven el contenido no autorizado una vez que han sido notificados al respecto.

Con algunas pocas excepciones, todos los videos tienen automáticamente derechos de autor desde el momento en que son hechos, sean quien fueren los creadores. Esto significa que todos los videos en YouTube tienen derechos de autor -desde Charlie Bit My Finger, hasta el video del gato del vecino tocando el piano o el de la boda de nuestra prima. El punto en esta demanda no es si los videos tienen derechos de autor sino si están autorizados a estar en el sitio. La DMCA (y el sentido común), reconocen que los dueños del contenido, y no los proveedores de servicios como YouTube, están en la mejor posición para saber si un video específico está autorizado a aparecer en un servicio alojado en Internet.

Debido a que propietarios de contenido (grandes y pequeños) utilizan YouTube de tantas maneras diferentes, es dificultoso determinar la preferencia de un propietario de derechos de autor particular o la autoridad de determinado usuario para subir un video a YouTube. Y esto se volvió aun más complicado debido a las propias prácticas de Viacom.

Durante años, Viacom subió de manera continua y secreta su contenido en YouTube, incluso cuando se quejaba públicamente de que el contenido apareciera en el sitio. Contrató al menos 18 agencias diferentes de marketing para cargar su contenido en YouTube. De manera deliberada manipuló los videos para que parecieran robados o filtrados. Abrió cuentas de YouTube utilizando direcciones falsas de email. Incluso envió empleados a locales Kinko's para que subieran clips desde computadoras que no podían ser rastreadas como pertenecientes a Viacom. Y en un esfuerzo por promover sus propios shows, y como política de la compañía, dejó clips de shows que habían sido subidos por usuarios comunes. Ejecutivos de niveles tan altos como el presidente de Comedy Central y la cabeza de MTV Networks expresaron "con énfasis" que clips de shows como The Daily Show o The Colbert Report debían permanecer en YouTube.

Los esfuerzos de Viacom por ocultar su uso promocional de YouTube funcionaron tan bien que incluso sus propios empleados no podían seguir el hilo de todo lo que se posteaba o se dejaba subido en el sitio. Como resultado, en innumerables ocasiones, Viacom demandó que se quitaran clips que la compañía misma había subido a YouTube, solo para luego pedir que se volvieran a subir esos contenidos. De hecho, varios de los clips en YouTube por los que Viacom nos está demandando fueron subidos por ellos mismos.

Dadas las propias acciones de Viacom, no hay manera de que YouTube pudiera saber cuál contenido de Viacom estaba autorizado para estar en el sitio y cuál no. Sin embargo, Viacom asume que YouTube debería haberse dado cuenta de alguna manera. La regla legal que Viacom está buscando instalar requerirá que YouTube - y cualquier plataforma web- investigue y se convierta en una especie de policía de todo el contenido que suben los usuarios, y que hiciera a esos websites legalmente responsables por cualquier error que pudieran cometer relacionados con derechos de propiedad.

Viacom ha distorsionado el significado de un puñado de emails para intentar demostrar que YouTube fue fundada con malas intenciones y está solicitando al juez que crea que a pesar de que Viacom ha intentado varias veces de comprar a YouTube, YouTube es como Napster o Grokster. Pero estas alegaciones de Viacom, que hasta pueden sonar interesantes, no hacen más que confundir el punto principal en este caso.

YouTube ha sido líder por largo tiempo en la tarea de proveer a compañías de medios de comunicación con herramientas del siglo XXI para controlar, distribuir y hacer dinero con su contenido online. Trabajando en colaboración con los dueños de los derechos de autor, nuestro sistema de Content ID escanea por día lo que equivaldría a más de 100 años de video y deja que los dueños de los derechos decidan si desean bloquear, dejarlos allí o monetizar esos videos. Más de 1.000 compañías de medios de comunicación están ahora usando Content ID -incluyendo las redes de TV, los estudios de cine y las compañías discográficas más importantes de los Estados Unidos. La mayoría de estas empresas elige hacer dinero con los clips que suben los usuarios en vez de bloquearlos. De hecho, esta es una situación en la que todos ganan y que refleja nuestro firme compromiso de trabajar con los dueños de los derechos para darles las opciones que ellos deseen, al mismo tiempo que continuamos avanzando nuestra plataforma para promover la creatividad.

Vamos a defender a YouTube y continuar apoyando el equilibrio que el Congreso inyectó en la DMCA para proteger los derechos de los dueños de derechos de autor, el progreso de la innovación tecnológica y el interés público en la libre expresión.

Por Zahavah Levine, Consejero Jefe de YouTube